eoloe - 20/01/2024 - Nuestro antiguo olivar y nuestras nuevas plantaciones del carril de La Solana.

Veinte de enero del año de nuestro Señor, dos mil veinticuatro.
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Este vídeo comienza con una ortofotografía del año dos mil quince en la que en color negro se marca el trazado del carril que va desde nuestra nave agrícola hasta la carretera y desde ésta a las parcelas de Charcoscuro. Y en color rojo, el anterior y serpenteante trazado que comenzaba en el cruce de los carriles, atravesaba el olivar antiguo de las parcelas de La Solana Sobre el Carril y Bajo el Carril y la de Las Piedras Negras, las dos plantaciones nuevas de Cerro Prieto y de Las Matas y finaliza en la nueva plantación de El Triángulo del Soto.
Exceptuando las tres nuevas plantaciones mencionadas, más la de Los Hoyones Sobre el Carril y Los Hoyones Bajo el Carril, ubicadas en la parte superior de la ortofotografía, todas ellas realizadas en los años 2003 y 2004 por mi padre Cristóbal Matilla Serrano, que en paz descanse, como podrá observar, el resto de olivos centenarios hojiblancos, picudos y picuales entremezclados unos con otros, que en el año dos mil quince aún teníamos en la finca, estaban totalmente desalineados, lo cual complicaba muchísimo todas las labores agrícolas, así como la recolección de sus frutos que cada año maduraban en fechas diferentes. Y además, al tener los olivos uno, dos y hasta tres pies, este hecho corroboraba la imposibilidad de su mecanización, si continuábamos manteniéndolos tal y como estaban. Lo cual hicimos hasta que tuvimos que reconocer que, debido al incremento de todos los gastos y a la disminución de los ingresos, o modificábamos nuestras prioridades asumiendo los riesgos que ello implicaba, o si continuábamos sin adaptarnos si no a todos, sí a algunos de los actuales procedimientos de gestión agrícola, nuestra explotación terminaría resultando inviable.
Si usted compara el olivar de la ortofotografía, con el de las cinco fotografías siguientes, debería reconocer que el resultado, cada año que pase, aunque se trate de la misma tierra, seguirá transformando absolutamente a mejor nuestra finca “MInguillao”. Ya que las nuevas plantaciones continúan dotándola de unas posibilidades que nunca habría tenido el olivar que durante varias generaciones hemos cuidado y mantenido. Porque aunque actualmente su producción de aceitunas sea sustancialmente menor, pasados unos años superará las producciones anteriores a dos mil quince.
Afortunadamente, las cinco plantaciones que mi padre puso en 2003 y 2004, son las que desde entonces nos han permitido realizar comparaciones con el resto, y acabado resultándonos determinantes para concluir que esa era nuestra opción más recomendable, decantándonos por el mantenimiento del olivar tradicional, sin llegar a considerar en ningún momento las opciones de plantaciones intensivas o super intensivas, con los tipos de tierras y las pendientes existentes en nuestra finca.
Resulta desconsolador decidir terminar con la vida de cientos de árboles, aunque todos sus restos sigamos enviándolos a una planta de biomasa, para ser utilizados como fuente de energía. Pero en nuestro caso es la única opción de la que disponemos, para poder darle vida a una cantidad incluso algo superior de olivos, sobre una tierra previamente subsolada a fondo y acondicionada para favorecer su desarrollo. En la que muy probablemente, nuestros plantones también llegarán a ser olivos centenarios, porque su actual marco de plantación, indudablemente, contribuirá a ello por las facilidades que siempre ofrecerá para ser mecanizado y gestionado de forma eficiente y rentable.
Así que por los motivos expuestos, por la exigua demanda y consecuentemente el bajo precio de venta de los olivares antiguos, más por los correspondientes al encarecimiento de todos los costes como consecuencia de la dificultosa manipulación de un olivar plantado hace muchísimos años sin seguir un patrón que actualmente resulte lógico y justificable, determinamos arrancarlo a partir del año 2016 y en su lugar poner plantaciones monovarietales a un marco de 8 x 8 metros. Es decir, únicamente, ciento cincuenta y seis olivos por hectárea.
Al hacerlo deberíamos haber aprovechado la ocasión para trazar completamente recto el carril de Charcoscuro, lo cual no fue posible debido a que mi padre quiso mantener su trazado original.
Muchas gracias por visualizar este vídeo y que todo le vaya muy bien.

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