Las conductas o acciones que son social o culturalmente aceptadas, como un trato normal contra ciertas personas que pertenecen a poblaciones vulnerables, son el medio para identificar los eventos de acoso psicológico en los lugares de trabajo. Hacer visibles y comprender estas conductas como verdaderas agresiones, son el primer paso para identificar los modos en que las violencias psicológicas son ejercidas, así como conocer quienes son sus perpetradores.
Para el caso de la población femenina, el contexto social que les rodea en todo el mundo, es agresivo por la inferioridad natural con que se les mira; las mujeres que no experimentan la opresión, por circunstancias estructurales, se mimetizan con la población que les agrede, por una supuesta falta de empoderamiento, es decir, el mito es agredirlas por no ser asertivas. Esto hace que la mayor parte de los actos de agresiones contra ellas, se invisibilicen justificando una excesiva sensibilidad de la población femenina.