Las palabras del profeta Hageo son tan relevantes hoy como lo fueron hace más de 2,500 años cuando le dijo a un pueblo que pensaba que estaba cerca de Dios que en realidad no era así, y los llamó a enmendar su camino. En el caso de los judíos que habían regresado a Jerusalén después del cautiverio, la evidencia de su alejamiento de Dios era un templo destruido, en nuestro caso, hoy, es un corazón distante y apático al Señor.
El llamado de Dios sigue siendo el mismo: “reflexionen en sus caminos y vuelvan a empezar”.