Hace dos años, Juan y Javier decidieron tomar el testigo de su abuelo y lanzarse a la producción de leche y derivados. Juan se encarga de la explotación y Javier de la fabricación de quesos y yogures, además de la comecialización. Ingeniéros agrónomos, conocedores de la crisis del sector, plantearon el negocio de una forma completamente distinta desde el principio. Eliminaron intermediarios. Trajeron vacas centroeuropeas vía leasing. Consiguieron tierras agrupando las de sus familiares. Sabían que debían tener un producto ecológico y de calidad, así que sus vacas no producen 40 litros diarios, como la media, sino 22. Envasan en cristal. El litro de leche cuesta 2,10, "pero la mayoría repite", cuenta Javier con satisfacción.