TRUFOMANÍA: EL PERRO TRUFERO. Reportajes sobre la TRUFA de CESTA Y SETAS

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Hoy día debido al auge por la buena gastronomía, hemos ido haciendo hueco en la nevera a determinados ingredientes que nunca nos habíamos planteado el introducirlos en nuestras recetas.
Este manjar de la naturaleza, la trufa negra “el diamante negro del bosque”, es un hongo muy buscado y acechado por los truferos dado el elevado precio que llega a alcanzar en el mercado.
La trufa es un hongo que no es fácil de localizar, ya que se trata de un hongo hipogeo, que crece bajo tierra, lo que dificulta mucho su búsqueda y localización.
Hay truferos que alardean de saber recolectarlas sin ayudas externas, pero lo cierto es que los perros forman parte indispensable en la recolección de la trufa, sin ellos sería casi imposible.
No hay ninguna técnica o hecho que nos permita saber si un cachorro de perro es bueno para la trufa, sólo el tiempo dirá si lo es o no. Pero para ello hay que entrenarlo.
Hay que hacer todo un curso de adiestramiento a esta modalidad de recolección de trufas. La técnica más usada por los adiestradores de perros truferos es la de incentivo, es decir, premiar al animal con sus avances.
Primero se les da de jugar desde pequeños, bien metiendo un trozo de trufa en una bola de plástico o pelota de goma, o bien con un paño y aroma de trufa. Se lanza la pelota hasta conseguir que la localice, y una vez localiza se le premia, por ejemplo con un trozo de queso o un trozo de salchicha.
Su agudo olfato irá asociando el aroma de la trufa con el premio a recibir. El último juego para saber si el perro está ya listo, es proceder a enterrar la trufa sola hasta que aprenda a localizarla.
La compenetración y armonía entre el perro y el trufero es crucial para que el trabajo del cánido sea lo más efectivo posible, lo que se traducirá en una mayor recolecta de trufa.
Estos perros están muy cotizados por los truferos, y los mejores llegan a alcanzar precios de decenas de miles de euros. Por desgracia su elevada cotización hace que sean el objeto de hurto de gente sin escrúpulos y enemigos de lo ajeno.
Muchos truferos para evitar el robo de sus preciados compañeros de trabajo, guardan los perros en lugares secretos que no revelan a nadie.
Así que si has pensado en darle otra ocupación a tu fiel amigo ya sabes que puedes hacerlo enseñándole a buscar trufa, seguro que te agradecerá salir al monte.

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