LA ZARAGOZA DE LOS 60 VISTA POR JOSÉ ANTONIO MAENZA. AZOQUE, SAGASTA, PASEO MARÍA AGUSTÍN, GRAN VÍA

En este vídeo se recogen los siguientes fragmentos de la película "El lobby contra el cordero", de José Antonio Maenza:
- La calle Azoque y el acceso por la misma al "Gran Teatro Fleta", que había venido a ocupar el espacio en el que antes se asentara el "Gran Teatro Iris".
- La entrada al "Cine Mola" -inaugurado en febrero de 1967, año en el que se está rodando "El lobby..."-, ubicado en el entonces denominado paseo del General Mola, hoy paseo de Sagasta.
- El paseo de María Agustín, a la altura de la puerta del Carmen. La cámara se recrea en las iglesias de "Nuestra Señora del Carmen" y de las "Carmelitas de la Encarnación", inauguradas unos años atrás. Entre ellas, el esqueleto del "Edificio Ebrosa", en fase de construcción. Maenza se interna en la iglesia del Carmen, donde rueda algunas escenas al igual que en 1966 lo hace José Antonio Duce situando en ese escenario una secuencia con los protagonistas de "Culpable para un delito".
- Jóvenes del "Frente Cine Libre" colocan un supuesto explosivo en un maniquí y lo colocan en la "Gran Vía", junto a las vías del tranvía.
SITUANDO LOS HECHOS.
Aragón ha sido tierra prolífica en cineastas de primer nivel.
Desde Eduardo Jimeno, que rueda en 1899 "Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza", hasta Paula Ortíz, una de las más prestigiosas directoras de nuestro panorama actual, son muchos los realizadores que han dejado su impronta en el universo cinematográfico.
Junto a Segundo de Chomón y Luís Buñuel, que ocupan por derecho propio un lugar en el Olimpo del celuloide universal, destacan Florián Rey, José María Forqué, Carlos Saura, Antonio Artero y José Luís Borau, a los que ha de añadirse una nueva y prolífica generación, de la que forman parte Pilar Palomero, Nata Moreno, Miguel Ángel Lamata, Nacho G. Velilla, Pablo Aragués o Ciro Altabás.
Gracias al trabajo de investigación realizado por Javier Hernández Ruíz, Pablo Pérez Rubio o Graciela de Torres, entre otros, hoy conocemos la figura y obra de un cineasta aragonés, en este caso alternativo: José Antonio Maenza.
Este joven turolense, nacido en Cella en 1948, aunque radicado con su familia en Teruel, llega a la capital del Ebro en 1966 con el propósito de estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras. Tiene por aquél entonces 18 años.
Lector compulsivo y cinéfilo empedernido, pero sin ningún conocimiento técnico, sueña con dirigir un cine militante, callejero y contestario, enfrentado al modelo impuesto por la industria cinematográfica.
Son sus fuentes de inspiración la "Nouevelle Vague", con Jean-Luc Godard como uno de sus máximos exponentes; el cine underground -subterráneo-, la cultura pop, el movimiento situacionista, Passolini o Gonzalo Suárez.
Como a Andy Warhol, le fascina la estética pop, el comic, el cartel y los símbolos externos de la sociedad de consumo: los coches, las grandes superficies comerciales, los electrodomésticos...
El campus universitario zaragozano resulta ser el paraíso soñado por una juventud profundamente inquieta, que necesita respuestas políticas y culturales alternativas a las impuestas por el asfixiante régimen instalado en la España de aquellos años.
Maenza se sumerge rápidamente en ese mundo colaborando en las publicaciones universitarias "Más margen" y "Cine, ciudad y universidad. Frente cine libre" y en el cineclub del Centro Pignatelli.
Además, escribe poemas y caligramas, y participa en tertulias literarias.
En 1967 diseña junto con otros compañeros un curso de cine titulado "La aventura de los realismos: introducción al cine como forma de expresión completa: para un entendimiento del cine independiente", que financia la propia Universidad. En el mismo se incluye un ejercicio práctico, consistente en realizar un rodaje.
Es el mecanismo del que se sirve José Antonio Maenza para cumplir el sueño de rodar la que se convertirá en la primera película de una escasísima filmografía pero suficiente como para convertirlo en una de las más importantes figuras de la vanguardia cinematográfica española: "El lobby contra el cordero".
No es momento ahora de hablar de su película -proyectada únicamente en circuitos muy restringidos de Zaragoza, Madrid, Valencia o Barcelona-, ni de su dramática existencia -cleptomanía, rodajes con cámaras sin película, drogas, abandono personal, psiquiátricos...-, ni de su trágica muerte.
Me interesa mostraros, en este y sucesivos vídeos, aquella Zaragoza de los años 1967 y 1968 cuyas calles Maenza convierte en un gigantesco plató por el que se pasea la cámara sin ataduras y sin ningún tipo de permiso administrativo.
La última parte del rodaje se superpone temporalmente con la revuelta parisina de mayo del 68; la primera, lo precede.
MÚSICA
Cocktail Hour, de Aaron Kenny. KZread.

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