La cueva, es un lugar muy visitado por fieles y visitantes ya que como cuenta la tradición popular allí vivió y murió, en el siglo XVII, la beata Ana María, conocida como Mariana de Jesús. En 1818, al llegar la peste amarilla a España, esta cueva se utilizó para almacenar en cuarentena los alimentos destinados a la ciudad de Toledo y así evitar que entrasen los procedentes de zonas infectadas.
Una leyenda popular cuenta que quien visite el santuario, si coge una piedra después de rezar frente a la cruz, encontrará solución a su dolor de muelas.