Aunque tradicionalmente identificamos esta parábola, que probablemente fue la primera, como la del Sembrador, en realidad Jesús no se centra en el sembrador sino en los cuatro terrenos que reciben la semilla, que según Jesús nos explica, es la palabra de Dios. En su interpretación de la parábola, Jesús nos indica que la tierra es el corazón del hombre. La enseñanza central es que la efectividad de la palabra de Dios en nuestra vida depende de la condición de nuestro corazón para recibirla.