Cómo rehabilitar la rotura de menisco/ futbolista CASO REAL .La rehabilitación de una fractura de menisco generalmente sigue un proceso gradual y específico para ayudar a que la articulación se recupere completamente. Aquí hay una guía general sobre qué esperar durante la rehabilitación:
Evaluación inicial: Antes de comenzar cualquier programa de rehabilitación, un profesional de la salud, como un fisioterapeuta, evaluará la lesión y determinará el alcance de la fractura de menisco, así como cualquier otra lesión asociada.
Control del dolor e inflamación: En las etapas iniciales, el objetivo puede ser controlar el dolor y la inflamación. Esto puede incluir el uso de hielo, medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y técnicas de terapia física como la electroterapia.
Movilidad: Una vez que el dolor y la inflamación estén bajo control, se enfocarán en restaurar la movilidad de la articulación. Ejercicios de movimiento pasivo y activo pueden ser parte del programa de rehabilitación.
Fortalecimiento muscular: La recuperación de una fractura de menisco también implica fortalecer los músculos que rodean la articulación de la rodilla, ya que esto ayuda a estabilizarla y a prevenir futuras lesiones. Los ejercicios de fortalecimiento pueden incluir ejercicios de cuádriceps, isquiotibiales, glúteos y músculos de la pantorrilla.
Equilibrio y estabilidad: Mejorar el equilibrio y la estabilidad es crucial para volver a actividades funcionales y deportivas. Esto puede implicar ejercicios específicos para mejorar la propiocepción y el equilibrio.
Flexibilidad: Mantener la flexibilidad adecuada en los músculos y tejidos circundantes es importante para prevenir la rigidez y mantener la función normal de la articulación de la rodilla. Se pueden incluir estiramientos suaves en el programa de rehabilitación.
Entrenamiento funcional: A medida que progresa la rehabilitación, se introducirán ejercicios funcionales que imiten actividades cotidianas y deportivas específicas para ayudar a reintegrarse a las actividades normales.
Gradualidad y progresión: Es importante avanzar gradualmente en la rehabilitación, aumentando la intensidad y la dificultad de los ejercicios a medida que la articulación se fortalece y se estabiliza. Esto se hace de manera progresiva para evitar una carga excesiva que pueda provocar nuevas lesiones.
Seguimiento: Durante todo el proceso de rehabilitación, se llevará a cabo un seguimiento regular con el profesional de la salud para evaluar el progreso y ajustar el programa según sea necesario.
Es importante seguir las recomendaciones del profesional de la salud y no apresurarse en volver a las actividades normales hasta que la articulación esté completamente recuperada y fortalecida para evitar recaídas o lesiones adicionales.