Aunque Ometepec, San Pedro Amuzgos y Tlacoachistlahuaca son municipios con presencia de amuzgos, es en Xochistlahuaca donde se ha dado un movimiento continuo y persistente para acudir a la lengua, la vestimenta y otras tradiciones comunitarias para afirmar esa identidad, la amuzga.
También, desde hace unas cuatro décadas, se ha estado construyendo esa identidad a partir del telar de cintura y sus derivados: huipiles, blusas, camisas y otras prendas que tienen su origen en el algodón, planta que se siembra allí, a tono con la agricultura local, actividad muy relevante, con cultivos de maíz, arroz, frijol, ajonjolí, chile, café, cacao, jamaica y legumbres, los que se comercian localmente.
La carretera ha permitido a la gente de Xochitlahuaca viajar y conocer otros modos de vida, tanto como jornaleros y trabajadores asalariados en municipios de la región y en otros estados; además, muchos jóvenes, en las últimas dos décadas, han estado yendo a estudiar a zonas urbanas, incluyendo a Ciudad de México, y regresado a su terruño.
Este ajetreo de gentes ha traído una renovación en la vida tradicional y cerrada de los amuzgos de Xochistlahuaca, y ha cambiado su forma de comunicarse (muy integrados ahora a redes sociales), de vestir y de asumir su sexualidad (con sorprendente libertad), así como en la valoración de sus tradiciones culturales, como bailes y danzas y músicas, los que están siendo acompañados con la obra de pintores y creadores locales y con la defensa del uso comunitario de la tierra y las aguas.
En la visita que hiciera el presidente de la República en marzo pasado, se comprometió a construir una carretera para unir a Xochistlahuaca con San Pedro Amuzgos (estado de Oaxaca) y consolidar lo que ahora se está dando en llamar la Nación Amuzga.