Dedicado a Isis, diosa del amor, el Templo de Philae es uno de los más bellos y mejor conservados del país. Está ubicado en la pequeña isla de Agilika, a la que solo se puede acceder en barco, algo que le aporta aún mayor encanto si es posible.
El Templo de Filae tiene una gran importancia para los egipcios ya que, según la leyenda, cuando el rey Osiris fue asesinado por su hermano, quien esparció su cuerpo a lo largo de todo el país, su esposa Isis los recogió y se refugió en la Isla de Filae para reconstruirlo.
Realmente el templo pertenece a la época grecorromana. Destaca el rey Nectanebo, que fue el primer faraón de la dinastía XXX, durante el periodo tardío de Egipto. Reinó de aproximadamente 378 a.C. a 361 a.C. La citada Crónica Demótica le atribuye dieciséis años de reinado. Se trata de uno de los últimos faraones de origen egipcio.
En la isla se pueden ver varias construcciones entre las que destaca especialmente el imponente Templo dedicado a Isis, aunque también se pueden ver otras edificaciones de gran valor como el Templo de Hathor, el quisco de Trajano, o los pilonos que se encuentran en la entrada del complejo.
Aunque es algo imperceptible, el Templo de Filae no se encuentra ubicado en su localización original, ya que tras la construcción de la Presa de Asuán quedó sumergido en el agua. Afortunadamente fue trasladado piedra a piedra, bajo el patrocinio de la Unesco y con un cuidado minucioso, hasta su actual emplazamiento, muy cercano al anterior.
El conjunto de templos de Filé forma parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 con el nombre de Monumentos de Nubia de Abú Simbel a Filé.
Declaración de conflicto de intereses
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