Esta pieza, pensada especialmente para el espacio de Fundación Andreani, se desmarca de la
progresión narrativa de una posible obra de teatro, incluso de una obra musical. Podría ser la
cualidad pictórica de lo estático, una paleta de colores perdida en el espacio; incluso, una
proyección imaginaria de sonidos sobre cubiertas de naves marítimas y las profundidades del
agua. Entre la acumulación de aserrín y el atardecer, se despliega una atmósfera sonora y física
que insiste frente al río. Las palabras que podrían acompañar tienen que ver con modos de ver y
nombrar; y el hecho concreto de hacer algo, una repetición maquinal, casi meditativa, que le
otorgue valor al presente. ¿Cuál sería la mejor forma de ofrecerle otros actos a la reconstrucción?
Dirección: Lisandro Rodríguez
Actuación: Mariel Neira
Música en escena: Diego Vainer
Diseño de iluminación en escena: Matías Sendón
Cámara y Edición: Verónica Balduzzi
Producción: Luchia Arturi
Coordinación: Mercedes Urquiza