Los Borbones no solo se consolidaron con Luis XIV, el famoso Rey Sol. Pasaron a ser la monarquía más poderosa de Europa dando paso al absolutismo, una corriente de ideas que basaba todo el poder en una sola persona; el rey. El absolutismo quedó impregnado en el Palacio de Versalles, la residencia real francesa que se convirtió en la envidia de toda la Europa. Todos los reyes querían parecerse a Luis XIV y tener su Versalles propio.
Sin embargo, la afirmación que ubica a Luis XIV como un gobernante mesiánico que no tenía contrapesos institucionales puede no ser del todo correcta.
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