El desfiladero de la Hermida, el más largo de España, es la única puerta natural entre el litoral cantábrico y la comarca de Liébana.
El Valle de Liébana está delimitado por la Cordillera Cantábrica y los Picos de Europa, con impresionantes paisajes, siendo una de las la zonas rurales con más encanto de Cantabria.
Cahecho, en la zona oriental del valle, está orientado al sur y es conocido como “El mirador de Liébana” o “El mirador de los Picos de Europa”, por sus excelentes vistas al circo montañoso, formando parte del «Valle Estrechu» o «Valdeaniezo», del río Aniezo en la vertiente oeste de Peña Sagra.
Sus cincuenta habitantes viven en las tradicionales casas montañesas de madera y piedra, la gran mayoría rehabilitadas y convertidas en restaurantes, posadas, apartamentos o casas rurales.
Destaca su Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XV en estilo romántico y reconstruida en XVI en estilo gótico.
Potes forma parte de “Los Pueblos más Bonitos de España”, siendo la capital de Liébana, al abrigo de los macizos de Peña Sagra, Peña Labra y los Picos de Europa, y estando enclavada en la confluencia de los cuatro valles de la Comarca, donde vierte sus aguas el río Quiviesa al Deva.
Es conocida como la villa de los puentes y de las torres, ostentando el Premio “Capital del Turismo Rural” en 2020. Sus barrios se enclavan a lo largo de las riberas, con rincones de gran belleza y casonas populares y viviendas perchadas sobre el río Quiviesa.
El barrio de La Solana con sus laberínticas calzadas de otras épocas, terrazas soleadas y bonitos rincones, nos adentra en un incomparable ambiente histórico con estrechas callejas empedradas y pequeñas casas solariegas centenarias adosadas.
Destacan dos iglesias advocadas a San Vicente, una del siglo XIV, y a su lado, otra neoclásica del siglo XIX, austera y fría.
Desde el templete de la plaza Capitán Palacios, vemos la torre del Infantado, del siglo XV, que cumplió funciones estratégicas y militares.
Cerca de Potes se encuentra el Monasterio de Santo Toribio, que fue habitado por monjes benedictinos a lo largo de su historia, y en la actualidad está ocupado desde 1960 por una pequeña comunidad de franciscanos.
Aquí el monje Beato, en el siglo VIII, redactó sus obras, entre ellas los Comentarios al Apocalipsis de San Juan. En ese siglo también se trasladó aquí el "Lignum Crucis", la reliquia más grande conservada de la cruz de Cristo, que el obispo Toribio de Astorga trajo de su peregrinación a Tierra Santa.
En 1512 el papa Julio II otorgó, mediante bula, la celebración del Año Jubilar Lebaniego, con indulgencia plenaria para los años en que el 16 de abril, Santo Toribio, coincida en domingo, como ocurrirá este año de 2023.
Desde 1705, el camarín protege el "Lignum Crucis", que tras las numerosas astillas retiradas como pequeñas reliquias, fue finalmente serrada y puesta en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo.
A los pies del Macizo Oriental de los Picos de Europa, Mogrovejo también forma parte de “Los Pueblos más Bonitos de España”, siendo elegido “PUEBLO DE CANTABRIA 2017”. Un año antes se convirtió en un pueblo de película, por el rodaje de “Heidi, la reina de la montaña”.
Denominado antiguamente Luarna, pasó a recibir su actual nombre en el siglo XIII. Posee casonas de sillería y mampostería con balconadas de forja, y una torre de finales del siglo XIII de planta cuadrada, uno de los pocos elementos conservados de la casa de los señores de Mogrovejo.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVII, posee un retablo barroco con los escudos de los Mogrovejo y "La Milagrosa", una escultura de una Virgen flamenca de finales del siglo XV.
Su “Museo de la Escuela” muestra la importancia y el desarrollo de las escuelas rurales en la Comarca de Liébana.
Por aquí pasa el Camino Vadiniense, Ruta Jacobea que enlaza el Camino del Norte con el Camino Francés.
Cerca de la frontera con Asturias está Fuente Dé, un circo montañoso formado durante la última glaciación, con paredes verticales de hasta 800 metros, y una lengua glaciar que se abrió paso por el valle.
El origen del Teleférico de Fuente Dé data de las explotaciones mineras de finales del siglo XIX en estas montañas, con la instalación de un cable para transportar el material extraído al pie de las montañas. En 1966 se inauguró un teleférico para uso del público, y más tarde, en 2015, el sistema mecánico y de seguridad del teleférico fue totalmente renovado, con dos cabinas con capacidad para 20 personas.
En la estación del Cable hay un espectacular mirador con magníficas vistas sobre la Cordillera Cantábrica, el macizo calcáreo de Picos de Europa y los profundos valles lebaniegos. Desde aquí se puede dar un paseo hasta el hotel Áliva o recorrer los senderos del Parque Nacional.
El Teleférico de Fuente Dé es toda una experiencia de "vértigo" en el valle de Liébana, en pleno corazón de los Picos de Europa.