HISTORIA DE MISTERIO. EL ESPEJO DE ONIX

Ойын-сауық

EL ESPEJO DE ONIX
En un pequeño pueblo costero de Inglaterra, la vida transcurría con la calma propia de un lugar olvidado por el tiempo. Las casas de piedra se alineaban a lo largo de calles empedradas, y las olas del mar chocaban rítmicamente contra los acantilados. Sin embargo, esa tranquilidad fue perturbada cuando un misterioso objeto fue descubierto en la antigua mansión Ravenswood.
La mansión, construida en el siglo XVII, había pertenecido a la familia Blackwood durante generaciones. Conocida por su arquitectura gótica y sus jardines laberínticos, siempre había sido objeto de rumores y leyendas locales. Se decía que escondía secretos oscuros y tesoros perdidos.
Todo comenzó cuando Emma Collins, una joven arqueóloga, llegó al pueblo para investigar la historia de los Blackwood. Había escuchado historias sobre un objeto antiguo y valioso que estaba oculto en la mansión. Decidida a desentrañar el misterio, Emma obtuvo permiso para explorar la casa.
Una tarde lluviosa, mientras revisaba el desván polvoriento de la mansión, Emma encontró un baúl de madera tallada con intrincados diseños. Tras abrirlo con cuidado, descubrió en su interior un espejo de ónix negro, con un marco adornado por símbolos que no pudo reconocer de inmediato. La superficie del espejo era fría y lisa, reflejando apenas la luz de la linterna.
Intrigada, Emma decidió llevar el espejo a su alojamiento temporal en el pueblo para estudiarlo más a fondo. Esa noche, bajo la tenue luz de una lámpara de aceite, comenzó a examinar los símbolos del marco. Eran extraños, antiguos, y parecían formar un lenguaje olvidado.
Mientras pasaba sus dedos sobre los grabados, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. De repente, la lámpara parpadeó y la habitación pareció oscurecerse momentáneamente. En el espejo, las sombras se arremolinaban como si tuviesen vida propia. Emma retrocedió, asustada pero fascinada al mismo tiempo.
Al día siguiente, decidió visitar a un experto en simbología antigua que vivía en un pueblo cercano. El profesor Arthur Gainsborough, un hombre erudito y excéntrico, recibió a Emma con entusiasmo al escuchar sobre su descubrimiento. Tras varias horas de estudio, Arthur logró identificar los símbolos. Eran de una civilización perdida, anterior incluso a las culturas conocidas de Mesopotamia. Según sus investigaciones, el espejo era un portal a otros reinos, utilizado en rituales secretos para comunicarse con entidades de otro mundo.
Emma, aunque escéptica, no pudo evitar sentir una creciente curiosidad. Decidió regresar a la mansión Ravenswood para investigar más. Esa noche, mientras la tormenta azotaba el pueblo y los relámpagos iluminaban el cielo, Emma se encontraba sola en el desván de la mansión, frente al espejo de ónix.
Con un susurro apenas audible, recitó las palabras que Arthur le había proporcionado. El aire se volvió frío y el espejo comenzó a brillar con una luz espectral. De repente, la superficie del espejo dejó de reflejar su imagen y mostró una escena diferente: una sala oscura, iluminada por antorchas, donde figuras encapuchadas realizaban un ritual.
Emma, aterrorizada pero incapaz de apartar la mirada, comprendió que había desatado algo mucho más grande de lo que había imaginado. El misterio del espejo de ónix apenas comenzaba a revelarse, y con él, una serie de eventos que cambiarían su vida para siempre...

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