El proceso es largo hasta el momento de extraer el moco. Sí, es una terapia físicamente exigente pero no dolorosa. El llanto es la normal expresión del bebé de que no está cómodo (como es lógico) y, además, es un aliado para el fisioterapeuta. A lo largo de la sesión, el pequeño está monitorizado y usamos diferentes soluciones tecnológicas que ayudan a hacer más eficaz la terapia.
La Fisioterapia Respiratoria proporciona una mejoría casi inmediata en el paciente (una vez libre de mocos), aunque no resuelve por completo la enfermedad ni elimina los mocos para siempre. Es un elemento más en el tratamiento de equipo junto con otros especialistas (otorrino, pediatra...).
Todas estas afirmaciones cuentan, como no podía ser de otra forma, con respaldo y evidencia científica.
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