Estepona, un paraíso para vivir

Estepona, situada en un enclave privilegiado, cautiva a sus visitantes en cada uno de sus rincones. Su renovado casco antiguo, uno de los más bellos de Andalucía, ofrece al turista la posibilidad de disfrutar de un verdadero jardín urbano, “El Jardín de la Costa del Sol”.
Su entramado de calles blancas, engalanadas con coloridas macetas cargadas de flores, le dan su esencia de pueblo andaluz costero. Conserva sus costumbres y tradiciones y las ha hecho convivir en total armonía con su aspecto más moderno y turístico.
En su historia se mezclan fenicios, romanos y árabes.
En los siglos IX y VII a. C los fenicios llegan a nuestras costas fundando asentamientos y conviviendo con las poblaciones autóctonas.
A finales del siglo III a.C. en el transcurso de las guerras entre cartagineses y romanos éstos conquistan la Pení­nsula Ibérica. El asentamiento más importante de la época romana está en la zona del rí­o Guadalmansa donde se encuentran restos de unas termas que podrí­an pertenecer a la cuidad romana de Salduba.
A principio del siglo VIII se produce la conquista por los musulmanes. Se construye una fortaleza: el Castillo del Nicio y posteriormente en tiempos del califa Abderramán III una fortaleza denominada Estebbuna, nombre que hoy guarda un interesante enigma puesto que hasta la fecha nadie ha podido descifrar su significado.
En 1456 las huestes del rey castellano Enrique IV conquistan Estepona. Tras la reconquista de Granada en 1492 la posición estratégica de Estepona lleva a los reyes católicos a tomar la decisión de reconstruir el antiguo Castillo musulmán reforzando su flanco sur y añadiéndole una fortaleza independiente denominada Castillo de San Luis y diversas torres almenaras que se repetirán por toda la costa Esteponera.
Al abrigo del castillo 30 familias pueblan Estepona, la actual población es descendiente directa de este castillo desarrollándose primero al abrigo de las murallas y posteriormente, cuando éstas no son necesarias, saliendo del perí­metro amurallado y aprovechando las piedras para construir nuevas casas.
En el 1729 le fue concedida la real cédula de Villazgo por Felipe V, liberándose así­ de la jurisdicción de Marbella.

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