En la visita a Cartagena que Concha y yo realizamos a final de junio, que fue un encuentro con queridos antiguos amigos, no podía faltar el recorrido por dos de los valiosos enclaves de restos romanos de la ciudad, cuando se denominaba Carthago Nova y fue favorecida por el emperador Augusto.
El primero fue el Foro Romano (siglo I) en el Parque Arqueológico del Molinete, comenzando por su Museo, que recoge una selección de las piezas que se van encontrando en la continua excavación. En el exterior, la Curia o senado local con su pavimento ricamente decorado a base de mármoles; el Foro colonial, centro neurálgico de la ciudad, distribuidos en varios niveles jerárquicos; el Santuario de Isis donde se celebraban los cultos mistéricos a los dioses egipcios; las antiguas calzadas con las rodadas de los carros, las Termas y el Edificio del Atrio, con sus altos muros y decoraciones pictóricas que trasladan a los grandes banquetes del imperio romano.
El teatro romano fue construido entre los años 5 y 1 a. C. Tenía capacidad para unos 7000 espectadores, y estuvo en uso hasta el siglo III, a partir del cual se superpusieron varias edificaciones. Fue descubierto en 1988 y las valiosas piezas halladas se exponen en el adjunto Museo del Teatro Romano. Declarado Bien de Interés Cultural, es el monumento y espacio museístico más visitado de la región. Sobre el barrio bizantino que cubrió el teatro se construyó en el siglo XIII la Catedral de Santa María la Vieja, con portada restaurada de inspiración modernista y en ruinas tras los bombardeos que sufrió la ciudad en la Guerra Civil.