EL POLICÍA QUE DEJO HUELLA: ANTONIO MARTIN CUADRADO
Nacido en 1952 en Mejorada, una localidad cercana a Talavera de la Reina (Toledo), en el seno de una humilde familia, que como otras muchas, vivio en la precariedad de una dura potsguerra. Pasó su adolescencia y juventud en esa ciudad, donde completó el bachillerato en 1965, contando con solo 13 años.
Transcurrieron algunos años más, en los que trabajó como contable en la ciudad de la cerámica, hasta que le tocó hacer la mili en la Unidad de Automovilismo y Capitania General, logrando el rango de Cabo.
En 1974, a la edad de 22 años, ya estaba casado y tenía una hija. En la actualidad, son cuatro los hijos habidos en el matrimonio: Ana, Isabel, Antonio y David.
Al final de ese mismo año, realizó las oposiciones para la Guardia Urbana y posteriormente se convirtió en Policía Municipal de Móstoles, accediendo directamente al puesto de trabajo en tan solo tres días, debido a sus estudios previos, quedando incorporado a primeros de 1975. Desde entonces, continuó su carrera profesional de forma ininterrumpida en esta profesión hasta su jubilación en 2015.
Durante ese tiempo alcanzó los cargos de Cabo y Sargento, en tiempos del alcalde Bartolomé González del PSOE, y ejerció como responsable de la Unidad de Barrio bajo el mandato del Jefe de Policía Villodres.
Esa responsabilidad fue continuada, hasta su jubilación, con distintos alcaldes, entre ellos, el citado Bartolomé González, Baigorri, Gallego Picó, José María Arteta, Esteban Parro, Daniel Ortiz y David Lucas. También se sucedieron varios jefes de Policía y los correspondientes Concejales de Seguridad.
La Unidad de Barrio, creada en tiempos del jefe Villodres, cuyo mando compartía con el Sargento Carlos Merchan, estaba compuesta por una pareja de agentes en cada barrio o distrito de la localidad, en los turnos de mañana y tarde, que se ocupaban del ejercicio de la Policía Administrativa, control del cumplimiento de las ordenanzas municipales y, las Normas y Leyes correspondientes de la Comunidad de Madrid y del Estado. Colaborando para ello con otros órganos del ayuntamiento como Vías y Obras, Urbanismo... etc.
Años después, con la creación de las Brigadas Especiales de Seguridad Ciudadana, conocidas como BESCAM, la Unidad de Barrio se convierte en la Sección de Distritos, alcanzando su máximo desarrollo bajo el oficial Herrera y, como segundo mando, sigue nuestro Sargento Cuadrado hasta su jubilación.
Durante casi cuarenta y un años, Antonio, asistió al desarrollo industrial de esta localidad, siendo testigo de su transformación de pueblo a ciudad. Ésta extensa trayectoria laboral le permitió acumular experiencias y vivencias que comparte a través de sus "Batallitas del Abuelo Cuadrado" en la red social Facebook.
Lector incansable de libros, revistas, periódicos, tebeos y cómics, su casa se asemeja a un pequeño museo donde guarda más de 5 mil documentos y objetos variados.
Su tiempo libre, robado a las horas de sueño, lo dedicaba a registrar su infinito diario. En esas historias, describe de manera velada personajes, hechos, casos y sucesos locales, que muchos reconocen por haberlos vivido, y que ya forman parte de la historia contemporánea de la localidad.
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Durante todos esos años, tuve la suerte de acompañarle como un policía más, considerándole un buen amigo, mejor compañero y gran mando policial. Una persona que fue en muchos momentos nuestra salvaguarda. El último recurso al que todos acudíamos; el hombre que siempre estaba ahí para escucharnos, recibirnos y darnos un buen consejo. La persona que siempre nos mostraba el lado más humano en el trabajo. Qué siempre tenía como norma y actitud, la mediación, el diálogo y la colaboración, para resolver problemas. Antonio Martín, estuvo siempre por encima de todo eso. Con él nunca hubo discusiones con gritos, humillaciones o amenazas, porque no se ganaba el respeto de los subalternos por medio del miedo, ni por ser demasiado benevolente, sencillamente, lo hacía porque tenía el criterio de que el manejo de los problemas, en las relaciones día a día, se solventan en un clima de imparcialidad, humildad y humanidad. Siempre me llamó la atención lo claro que tenía y tiene, que una cosa es acatar la orden de un jefe y otra muy distinta lo de someterse a su voluntad. Su opinión siempre era moderada y su visión de las cosas de una templanza y comprensión positiva apabullante. Siempre confiando en la capacidad y responsabilidad de los subordinados, conformando equipos para trabajar armónicamente, sin separarse de los objetivos propuestos de su querida Sección de Barrio. Por todo ello, y por ser una persona honesta, con un gran sentido de la moral y de la ética. !Por incorruptible¡ Por utilizar su capacidad para las relaciones sociales en beneficio de la colectividad, es muy merecido y un acierto este tipo de reconocimiento, al que me uno plenamente. En la actualidad, Antonio Martín Cuadrado, jubilado desde 2015, se dedica plenamente al cuidado de su mujer, la atención a su familia, la ayuda a sus hijos y el disfrute de sus nietos, ejerciendo como abuelo. El poco tiempo disponible que le queda lo sigue empleando en la publicación de sus Batallitas del Abuelo Cuadrado y la cocina ya que se maneja bien entre los platos. También colabora en todo aquello que le proponen y mantiene un estrecho contacto con los que fueron y son sus compañeros. Cabe destacar en su curriculum profesional, la colaboración y mediación ejercida entre la Administración Local y la Policía, con los varios grupos de etnia gitana que había asentados, en esos años, en la localidad. Gracias a sus buenas relaciones con los Patriarcas de los poblados, Antonio, era el mediador reconocido al cual recurrian, unos y otros, para solucionar todo tipo de problemas. ¡Siempre a tus órdenes, sargento!
Sin duda uno de los mejores policías que tuvo Móstoles entre otros profesionales de la seguridad, el. Cuidado, respeto, ponerse en la piel de la persona, la humanidad, sinceridad y respeto, son sus mayores virtudes. Enhorabuena Sargento y amigo, te lo mereces tal reconocimiento. 😊