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El legado de una madre

Los nombres de Loida y Eunice aparecen únicamente una vez en toda la Biblia, y aunque no sabemos mucho de ellas, si sabemos del trabajo que hicieron al criar a un nieto e hijo que llegó a ser un siervo de Dios, discípulo del apóstol Pablo y asistente suyo en la obra misionera apostólica del primer siglo: Timoteo.
Las madres tienen el privilegio y la responsabilidad de enseñar a sus hijos, y los hijos de sus hijos, a conocer a Dios, amarle y servirle de corazón.

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