El periodista y divulgador Leonardo Muraña, junto al realizador audiovisual Juan Lucas Muraña, continúan recorriendo las entrañas del territorio oriental, generando contenidos que nos ayudan a entender parte de los entramados socioculturales en territorios casi vacíos, del Uruguay que no se ve.
En un país, que cada vez tiene más árboles y ganado que gente, sobreviven algunos recorridos de hombres y mujeres, que no quieren rendirse, ante una batalla que parece hace rato está perdida.
Las notas, entrevistas y reportajes que genera nuestro equipo de producción de contenidos, intenta acercar a nuestras audiencias a ese "Uruguay Vaciado", del que poco o nada se habla y al cual nosotros queremos rescatar.
Se trata de ese Uruguay que lejos está de las luces incandescentes de los festivales, que aseguran mostrar nuestras costumbres y tradiciones, pero que cada vez toman más distancia de lo que es la verdadera vida rural oriental.
Por un extenso y polvoriento camino rural, al que todos conocen con el nombre de ruta 43, se descubre el paraje Convento. Un grupo de casas aportan tímidas señales de que en ese lugar vive gente.
Unas seis familias recrean parte de la vida,ven un territorio suavemente ondulado, con una actividad que se concentra en la producción ganadera y agricultura para la subsistencia doméstica.
Los vecinos tienen recuerdos del otrora pueblo Santa Teresa, del cual se conservan ciertos relatos de un tiempo que fue intenso, con más cantidad de gente.
Las poblaciones más cercanas a Cerro Convento son Blanquillo y San Gregorio de Polanco. El paraje cuenta con un establecimiento escolar. Se trata de la escuela pública N° 46, que en otros tiempos alcanzó a contar con una plantilla estable de tres maestros.
En estos campos asoman algunas mangas para ganado, viejas construcciones transformadas en taperas y un puñado de recuerdos de quienes siguen eligiendo a este paraje, asegurando que la vida sigue estando acá, por más que cada vez vaya quedando menos vecinos.