El 24 de mayo de 2017 en Tiempos Modernos nos visita, una vez más, el historiador Fernando Paz para hablar sobre ''La noche de los cuchillos largos''
Fray Bartolomé de las Casas es uno de los personajes más polémicos de la Historia de España. ¿Sincero justiciero o mitómano fabulador? Quizás ambas cosas. Las Casas marchó a América en 1502 como conquistador en la isla de La Española (actual Santo Domingo). Por sus servicios como soldado, recibió tierras, oro y siervos. Allí, en La Española, los misioneros pidieron desde 1511 un trato más justo para los nativos. Bartolomé, en aquel momento, era de los que se oponían a estas reivindicaciones. En 1512 se ordenó sacerdote y emigró a Cuba, donde va a ser el único clérigo de la isla. Recibió un repartimiento de indios, que empleó para sacar oro de las minas y para el trabajo en granja. Pero dos años después se plantea, de golpe, que el trato que está dando a sus indios es injusto. Reúne a las autoridades y les dirige un inflamado discurso donde renuncia a sus siervos y a su hacienda, y afirma que nadie se salvará si no siguen su ejemplo. ¿Qué le ha pasado a fray Bartolomé? Imposible saberlo.
A partir de ese momento, todos sus escritos explotarán la misma idea: todo español es demoniaco, todo nativo es víctima injusta del español. Enseguida viaja a la corte, a Castilla. Presenta una larga relación de crueldades cometidas contra los nativos, probablemente exagerada hasta la saciedad, y pide el título de Protector de los indios. Las denuncias de fray Bartolomé harán mucho ruido, pero hay que decir que, aunque posiblemente tengan un fondo de realidad, son completamente inventadas. De hecho, en sus escritos cambia tres veces la cifra de supuestas víctimas y las engorda tanto que son imposibles. Un gran predicador de México, fray Toribio de Motolinia, escribe sobre él: “Hace quince años que le conozco y siempre está escribiendo procesos y vidas ajenas, buscando los males y delitos”.
En 1520 se le permitió intentar la colonización de la tierra continental americana, pero fracasó. Curiosamente, fray Bartolomé nunca criticó la violencia de los indígenas; calla sobre los sacrificios humanos, por ejemplo. Asimismo, propuso que, para exonerar a los indígenas del trabajo físico, se trajeran esclavos negros desde África. Aunque ha pasado a la historia como un justiciero incomprendido, la realidad es que se le hizo caso, y por influencia suya se suprimió el sistema de las encomiendas como forma de colonización. En 1543 se le nombró obispo de Chiapas, en México, pero sus rigurosas exigencias morales le granjearon la hostilidad de los indios. Cuatro años después regresó a España y ya nunca volvería a América. Su momento cumbre fue la Controversia de Valladolid, aquel encuentro de juristas y teólogos que el emperador Carlos convocó para examinar la justicia.
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