DEPRESIÓN ESPIRITUAL
Parte 3 Aquel Pecado y los Remordimientos Vanos
por Martyn Lloyd-Jones
Parte 1: • Depresión Espiritual p...
Parte 2: • Hombres como Árboles A...
Parte 3: • Aquel Pecado y los Rem...
Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. 1 Timoteo 1:16
En el último capítulo estábamos considerando a esas personas desdichadas que nunca disfrutan realmente de su vida cristiana debido a la falta de equilibrio entre la mente, el corazón y la voluntad. En esta primera Epístola a Timoteo, Pablo habla de esto y dice que debemos "(mantener) la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar." (1 Timoteo 1:19-20). Esa falta de equilibrio es una de las principales causas no solo de la infelicidad, sino también del fracaso y tropiezo en la vida cristiana.
Ahora hay algunos que se asombran de todo esto. Tienen una visión superficial y ligera del cristianismo que sostiene que mientras una persona haya firmado una tarjeta de decisión, es cristiana y, por lo tanto, debe ser perfectamente feliz. Pero, como la experiencia y la historia de la Iglesia muestran muy claramente, eso está lejos de ser cierto, y si adoptamos esa visión superficial pronto estaremos en algún tipo de problema. El hecho es que siempre hay personas cristianas que están en dificultades por diversas razones, y no puedes leer las Epístolas del Nuevo Testamento sin ver la verdad de lo que estoy diciendo. Si simplemente creer y aceptar la salvación lo es todo, entonces estas Epístolas del Nuevo Testamento nunca hubieran sido necesarias, de hecho, en cierto sentido, ni siquiera necesitarías la Iglesia. Las personas simplemente serían salvas y seguirían felizmente el resto de sus vidas como cristianos. Pero hay abundante evidencia de que este no es el caso. Estas personas del Nuevo Testamento habían creído y se habían convertido en cristianas, y sin embargo, era necesario que los Apóstoles Pablo, Pedro, Juan y otros les escribieran cartas porque estaban en problemas de una manera u otra. Estaban descontentos por diversas razones, no estaban disfrutando de su vida cristiana. Algunos estaban tentados a mirar hacia atrás a la vida de la que habían sido salvados; otros estaban siendo tentados severamente, otros perseguidos cruelmente. Así que la misma existencia de las Epístolas del Nuevo Testamento nos muestra que la infelicidad es una condición que aflige a las personas cristianas. En esto, por lo tanto, hay una extraña especie de consuelo que, sin embargo, es muy real. Si alguien leyendo mis palabras está en problemas, permítanme decir esto: El hecho de que estén descontentos o preocupados no es indicativo de que no sean cristianos; de hecho, iría más allá y diría que si nunca han tenido problemas en su vida cristiana, dudaría mucho si son cristianos en absoluto. Existe tal cosa como una falsa paz, existe tal cosa como creer en ilusiones.