Almogarén de Amurga, Gran Canaria.

En la divisoria de aguas que separa los barrancos de Tirajana y Fataga encontramos numerosas huellas del poblamiento prehispánico de la isla de Gran Canaria, algunas de las cuales -como ciertas estructuras defensivas- deben estar estrechamente relacionadas con el final de la Conquista.
Esta zona ha recibido distintos nombres en función de las variedad de formas geológicas que la integran: cumbre de Amurga, la Fortaleza, Lomo del Pajarcillo, El Talayón, etc., aunque se utiliza habitualmente el de Almogarén de Amurga para referirse a la estructura cultual que existe sobre uno de los puntones del Lomo del Pajarcillo, dando nombre a todo el conjunto.
Se trata de un enclave excavado en la roca e integrado por numerosas cazoletas de diferentes dimensiones interconectadas mediante una intrincada red de canalillos. Corresponde a uno de los ejemplos más complejos y espectaculares de los yacimientos que han sido interpretados como de lugar de culto.
Algunos historiadores, siguiendo al cronista Valera y a Marín de Cubas, asocian este conjunto al cercano lugar, ya en la banda de Tirajana, conocido como El Sitio, sitúando aquí el aborigen Ansite, lugar donde ocurrió la rendición de los últimos canarios que se resistían a la invasión hispana.

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