En pleno corazón de la Sierra de Aracena reluce como el Lucero del Alba un pequeñito núcleo de población llamado Aguafría. Esta aldea, que dista unos nueve kilómetros del municipio al que pertenece, Almonaster la Real, se encuentra inmersa en un precioso paisaje compuesto principalmente por encinas, alcornoques, quejigos y pinos, muy típicos de la Sierra de Huelva.
Esta aldea es un poco atípica respecto a la mayoría de las poblaciones de la Sierra onubense, ya que casi es atravesada por la carretera nacional 435 que va en dirección Badajoz, si bien la mayoría del casi centenar de aguafrieños viven en la ladera del monte, lo que da lugar a un plano urbano muy marcado por las pendientes, teniendo sus viviendas distintas alturas.
Precisamente es junto a esta carretera donde se encuentra su edificio más emblemático, la Parroquia de Cristo Rey, con su singular portada neomudéjar.
Esta preciosa aldea, que se encuentra muy cerca del municipio de Jabugo ha tenido siempre una economía basada en la agricultura, la selvicultura la ganadería y el cultivo de las pequeñas huertas. A esto tenemos que añadir una costumbre por excelencia: la matanza del cerdo ibérico, que aporta un buen suplemento a la economía familiar, al mismo tiempo que engrandece su rica gastronomía, basada principalmente en los productos derivados de este animal, sin olvidar el bollo vuelto, las migas, setas, dulces como pestillos y rosas, etc.
A esta economía tradicional hay que añadir la aportación del turismo rural de estos nuevos tiempos. Este tipo de turismo hace posible que exista una gran variedad de rutas de senderismo que une Aguafría con lugares cercanos (Los Romeros, Santa Ana la Real, Jabugo, Almonaster la Real, etc.).
La historia de Aguafría va unida a la de Almonaster la Real, término municipal al que pertenece.
El asentamiento de personas y las primeras viviendas corresponden a la repoblación de Almonaster, hecha por el prelado hispalense de Juan Sánchez a partir del año 1279, fecha en la que el término municipal fue donado a la mitra arzobispal de Sevilla.
La Placita de la Cruz es el centro neurálgico de Aguafría. En ella se celebran los actos de su festividad principal, la Fiesta de la Cruz de Mayo, que se celebra el último fin de semana de abril, destacando en ella el fandango y el romero de la cruz.
Un momento entrañable de estas fiestas es la gira campestre acompañada del tamborilero para la traída de los pinos y el mayo, que serán plantados en la citada plaza. Alborada y diana con el tamborilero y posterior adorno de la cruz; función religiosa que da pie a la procesión de la Santa Cruz por las calles de la aldea son momentos muy emotivos.
Las protagonistas de esta fiesta son las mujeres, que pasean vistosos trajes tradicionales y mantones bordados por las calles de Aguafría acompañadas por un cortejo de panderetas y tamboril.
El traje que la mujer viste en la celebración de las fiestas de la Cruz, llamado de Serrana, se caracteriza por su riqueza etnológica. Consta de las siguientes piezas: medias de cuchilla, zapatos con borla, enaguas, monillo, mantón, lazos, falda de serrana, delantal y puchos. Últimamente se han recuperado el traje de mayordomos y diputados.
Aguafría aún coloca el “mayo”, símbolo de la antigua fiesta pagana, junto al monumento de la cruz.
En el año 1600 ya existían las Fiestas de las Cruces de Mayo.
Otro momento festivo de esta aldea son las fiestas patronales en honor de su patrón, Cristo Rey, que se celebran el último domingo del año litúrgico (Solemnidad de Cristo rey).
No terminamos sin aconsejaros una visita al "Restaurante La Abuela", donde el amigo y gran profesional Abel, os contará todo sobre las exquisiteces de la magnífica cocina serrana.