1. No aproximar fuentes de calor a materiales combustibles (líquidos y gases). Puede provocar una gran explosión o deflagración.
2. No sobrecargar las tomas de corriente. Se pueden recalentar y producir chispas eléctricas.
3. Señalizar e informar al responsable de las instalaciones sobre cualquier anomalía eléctrica o en la protección contra incendios.
4. Recordar la prohibición de fumar en el centro de trabajo. Puede resultar peligroso y, además, acarrear fuertes multas.
5. Intentar dentro de lo posible, al acabar el trabajo, apagar los aparatos eléctricos que no necesiten estar en funcionamiento.
6. Mantener el orden y la limpieza en el lugar de trabajo. Evitar suciedad, acumulación de papel y cartón, derrame de líquidos, u otro material inflamable.
7. En caso de olor a gas o producto inflamable, avisar al personal de mantenimiento o seguir las indicaciones del plan de emergencia del centro de trabajo.
8. No obstaculizar los recorridos y salidas de emergencia o evacuación.
9. Mantener los equipos de incendios (extintores, bocas de incendios, pulsadores,...) en perfecto estado. Deben estar accesibles y señalizados para su utilización ante una emergencia.